Si no
estuviera clara la letra que escribí por detrás
de la receta médica, el texto es el que sigue:
Diciembre 10 de
1965. Dios:
Dame el valor suficiente para resistir
esta pena, me desgarra el alma verlo
sufrir así, quisiera en momentos que
mejor volara hacia Ti. Perderlo sería
realmente quedar sin lo que uno más
quiere y anhela en la Tierra. Pero no es
justo que sufra más...Dios mío, es tu
hijo, llévalo.
No quiero ser egoísta....prefiero sufrir
su ausencia.
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Esto ocurrió 6 días antes
de su muerte y todavía nuestro angelito tuvo que
soportar una operación más, que prácticamente
desgarró su pequeño cuerpo.
¿Cómo fue, que de mi absoluta
certeza de querer conservar ante todo a mi hijo,
6 días antes de su muerte había cambiado mi
parecer y reconocer que lo mejor para él, era
regresar al cielo?
¿Había perdido la fe?... no lo
creo.
Más bien considero que comprendí a
tiempo la lección que Dios quería darme.
No podía aferrarme a conservar algo
que consideraba me pertenecía, sin evaluar
primero el costo que tendría para mi hijo.
Habría sido demasiado egoísta.
Y eso es lo que yo presentía en
esos días previos a su muerte, había
vislumbrado mucho más allá del simple hecho de
querer tenerlo siempre conmigo. Había visto como
en una película rápida lo que sería el resto
de la vida incompleta del pequeño. Su
desarrollo, su sufrimiento, su relación con
otros niños completamente sanos, comenzando por
sus propios hermanos.
Habría sido un terrible calvario
que se prolongaría hasta nuestros días.
Dios nunca se equivoca.... en
realidad eso era lo mejor para todos.
Lástima que a veces no estemos
preparados para comprender ese maravilloso
equilibrio Divino, en el cuál se nos permite
vivir.
Lástima que nos lamentemos y
reneguemos siempre de lo que tenemos, o nos
sucede.
Lástima que a
veces no seamos capaces de ver un poquito mas
allá del egoísmo de nuestros ojos.
NADA ES
PARA SIEMPRE.
Es evidente y del anterior capítulo se deduce
que "nada es para siempre". Ni la vida,
ni la tristeza, ni la enfermedad, ni el
sufrimiento, ni tampoco la felicidad, el éxito y
el gozo de nuestra existencia.
Hay un equilibrio Divino perfecto.
Lo que sucede es que nunca sabemos,
exactamente en que orden y sentido se dará.
Es la gran incógnita.
Y el resultado final solamente lo
conocemos conforme nos vamos acercando
inexorablemente a eso...al final de nuestra vida
y la recorremos de arriba abajo y así podemos
analizar con más detalle todos nuestros éxitos
y nuestros fracasos, todos los momentos tristes y
todos los momentos felices. Al menos esa es una
ventaja de ser viejo, él poder ver más
claramente la evolución de los hechos y
comprenderlos mejor, pero creo que no está de
más que muchos jóvenes se den cuenta desde
ahora, de que es así.
Nada es para siempre y esa también
fue una gran lección para mí. Pronto tuve que
reincorporarme al diario trajín de la vida, sin
jamás olvidar a Manolito, pero si
acostumbrándome a vivir sin él y recordándolo
mejor a través de sus ejemplos y sus días
felices.
Nada es para siempre y pronto
tuvimos momentos de felicidad, no estábamos
solos, nuestra hija Maribel, Dios había querido
dejarla con nosotros y pronto también llenó de
alegría, de risas y de cantos nuestra casa. Es
claro que las risas y los cantos llegaron cuando
más los necesitábamos.
Nada es para siempre y pronto
también quiso Dios, que dentro de ese equilibrio
maravilloso que percibo, llegarán a nuestras
vidas DOS hijos varones, no a substituir a
Manolito, llegaron a darle vida y sentido a
nuestra existencia.
¿Alguno de ustedes, habrá pensado
como y porqué nuestros dos hijos fueron varones?
¿Cómo fue que si dentro del
equilibrio perfecto al que me referí antes, y
sabiendo que el resultado total de los
nacimientos resulta ser siempre la mitad hombres
y la otra mitad mujeres, nosotros que habíamos
perdido a un hombrecito, tuvimos DOS más? Tres
hombres contra una mujer.
¿Por qué razón?...va en contra
del equilibrio... ¿será?
La respuesta es la misma... no hay
respuesta ... nadie sabe el porqué y como
sucede.
Lo que sí es posible, es que Dios
haya querido mitigar un poco nuestro sufrimiento
y enviarnos dos hijos varones a cambio de que un
par de matrimonios en algún lugar de este mundo,
lograran también la llegada de una hijita, que
posiblemente esperaban con ansia.
Al final de todo lo dicho, lo más
importante es que podamos comprender y entender
que "nada es para siempre".
Todo cambia... estemos conscientes
de ello y no nos lamentemos tanto, ni nos
regocijemos demasiado.
HAY GENTE BUENA EN EL MUNDO.
El viernes pasado fui a una Tienda de
Autoservicio y efectuaba la devolución de un
artículo que había comprado, cuando llegó un
señor humilde posiblemente de algún ranchito
cercano a Querétaro y entregando su ficha
recogió las bolsas que había dejado encargadas
mientras compraba en la tienda, se sentía tan
agradecido del servicio recibido, que sacó de la
bolsa una moneda de 5 pesos y se la daba a la
joven encargada. Es claro que ella no la aceptó
a pesar de la insistencia "Ándele tómela
para que se compre un refresco". Yo le
expliqué que la empresa les tenía prohibido
recibir obsequios, pero que mejor les diera la
moneda a los cuidadores de automóviles que
estaban en el estacionamiento a pleno rayo del
sol. Entonces él me dijo "No, si a ellos
siempre les doy"
Me quedé pensando cuantas veces
muchos de nosotros, por prisa o por lo que sea,
nos vamos y no les damos nada y que, una persona
humilde de escasos recursos como ese señor,
siempre está dispuesto a darle algo de lo suyo a
los demás. Fue un buen ejemplo.
Y ese ejemplo, esa lección la
vivimos nosotros mismos en Temple, hace mas de 33
años.
Llegamos solos a un lugar lejano y
sin embargo mucha gente se acercó a nosotros
para ayudarnos y para animarnos. Varios
descendientes de mexicanos que vivían en aquel
pequeño pueblo hacían su labor social visitando
a los enfermos del Hospital, muchos como nosotros
éramos desconocidos para ellos y sin embargo
hacían su labor reconfortándonos y dándonos
ánimos y consejos. Los había católicos, pero
también protestantes y de otras religiones. A
fin de cuentas todos creían en el mismo Dios,
todos nos traían el mismo mensaje.
Mela fue la que más cerca estuvo de
ellos y en verdad se sintió tan sorprendida de
la manera en que le apoyaban y le aconsejaban,
que cuando regresamos a México y cuando el paso
del tiempo se lo permitió, dedicó parte de su
tiempo a brindar servicio social a los enfermos.
Lo ha hecho desde hace muchos años,
en los Asilos de Ancianos, en un Dispensario
Médico de servicio gratuito en Ticomán y aquí
en Querétaro a través del Grupo de Damas
Vicentinas en el Hospital General.
La gran diferencia es que ella es de las que
trabajan y no de las que figuran en las páginas
de sociales de los periódicos.
Yo también he participado en
Hogares Providencia de Querétaro, institución
que se dedica a la rehabilitación de los niños
callejeros, pero mi labor es de asesoría y de
administración y no estoy en contacto directo
con los niños.
Los señores Naranjo, eran una
pareja de mexico-americanos que vivían allí en
Temple y estuvieron muy cerca de nosotros, eran
católicos y cuando Manolito empezó a estar
grave ellos se ofrecieron como padrinos de
Confirmación del niño. Cuando Manolito murió,
nos llevaron a su casa, que era bastante pobre y
nos dieron, según recuerdo, de desayunar,
mientras mi hermana Chela, otra gente buena que
nos ayudó junto con mi cuñada Tina en aquel
trance tan difícil, me ayudaba para hacer
rápidamente los trámites de traslado de los
restos del niño a la ciudad de México y en el
mismo avión en que regresaríamos nosotros.
Ya les comenté antes como Tina y
Chela mi hermana llegaron a Temple unos días
antes de la muerte del niño y su ayuda fue
invaluable.
Pero no fueron los únicos tengo
algunas tarjetas del cumpleaños tercero de
Manolito, dos días antes de su muerte, de Alicia
P. Reza, de Elida Román y del Dr. Myers, el Dr.
Gilliand y el Dr. Young, junto con todas las
chicas del Laboratorio, que día a día estaban
pendientes de su evolución a través de los
análisis que le efectuaban.
Otras personas como el Dr. Ibarra,
que recientemente tuve el gusto de saludar allá
en Temple nos brindaron su apoyo y gracias a él
debo mi recuperación permanente de la
espondilitis. Las personas del Departamento
Internacional que fungían como interpretes
fueron siempre amables y colaborativas.
Otros médicos, de los que he
olvidado el nombre y personas como la Sra.
Russell y la Sra. Clarita Kilbrit, que fueron
compañeras de cuarto de Mela durante la
recuperación de su operación renal, continuamos
viéndolas después. La primera cuando viajó con
toda su familia a México en 1967 y tuvimos el
gusto de atenderlos, la segunda porque vivía en
México y nos invitó a comer a su casa. La
señora Rusell intercambió correspondencia con
nosotros durante muchos años. Los señores
Naranjo también estuvieron con nosotros cuando
viajaron a México para poder conocer la Villa de
Guadalupe.
Hay gente buena, en cualquier parte
del mundo....eso es un hecho.
EL DINERO NO SIRVE PARA TODO.
Yo pienso, que una de las más grandes lecciones
que jamás recibí, fue el reconocer de manera
tan tajante, tan terriblemente dura, que el
dinero... el dinero que había ganado
honestamente y con mucho esfuerzo, no me iba a
servir para todo.
Tal como les mencioné al principio,
en ese año viví una extraña mezcla de éxito
en los negocios, que me permitió construir una
nueva casa, la de Oruro 49, y paralelo a ello ver
como la salud de mi hijo se quebrantaba día tras
día sin remedio.
Cuando eres joven, tienes ilusiones
y grandes proyectos. En mi caso, había llevado
una vida tranquila y sin mayores privaciones en
mi vida de soltero, pero en casa no había dinero
de sobra, Papá era un gran administrador y lo
hacía rendir a duras penas, incluso trabajando
un turno extra por las tardes.
Cuando terminé mi carrera, lo
primero que quise hacer fue corresponder al
esfuerzo de mis padres y me puse a trabajar
arduamente y claro buscaba con ahínco hacer un
buen trabajo para poder ganar más dinero. Más
pronto que tarde lo logré.
Todo parecía marchar excelentemente
bien, mi buena estrella me ayudaría en todo lo
que me propusiera.
¡Y vaya que estaba equivocado!
Mis éxitos en los negocios, no se
estaban reflejando en mi salud, ni en la de mi
hijo Manolito, pero creía que todo tendría
remedio, tan solo bastaría con ver a los mejores
médicos y ellos nos sacarían adelante. Podría
pagar las consultas y las medicinas que fueran
necesarias.
Si a lo anterior le añadimos que en
una carrera técnica como la mía, todas las
soluciones a los problemas son exactas y
precisas, yo tenía la idea de que en la medicina
las cosas eran iguales. Tan solo bastaba que el
médico aplicara el medicamento adecuado.
Por desgracia supe tiempo después,
que la medicina no es una ciencia exacta y que
los médicos, a pesar de sus grandes avances,
saben muy poco todavía de nuestro propio
organismo.
Cuando salimos a Temple, ya lo dije
antes, estaba decidido a vender la casa nueva,
con tal de curar a mi hijo.
Cuando regresé de Temple, supe
aquilatar mejor el valor del dinero, ni aún
vendiendo la casa habría curado a mi hijo.
Estuve consciente de que gracias al
dinero ganado había podido brindarle la mejor
atención a mi hijo, lo pude llevar al sitio
donde estaba uno de los mejores médicos y pagar
las consultas.. Pero nada más.
Esa fue una gran lección que
Manoloito nos legó: El dinero no sirve para
todo.....
PERO ES BUENO CUIDARLO.
Cuando era muy chico, pero muy chico, había una
canción que decía, pues ya ven que la mejor
filosofía del mundo está en las letras de las
canciones, (pues suele suceder que los autores
las escriben basados en sus vivencias), bueno
pues decía:
El que tenga un amor
Que lo cuide, que lo cuide.
La salú y la platita
Que no la tire, que no la tire...
Y así en ese tenor habrá seguido
la letra, pero como la letra y la música del
principio era bastante pegajosa, pues todavía la
recuerdo.
Así que aparte de cuidar el amor,
tanto el de la esposa, como el de los padres y
los hijos, habrá que ser sumamente cuidadosos
con la salud y con el dinero.
Todo va estrechamente ligado y
debemos dedicarle el tiempo correspondiente.
Con el paso del tiempo, las cosas
cambiaron. Mi salud mejoró, Mela también gozó
de excelente salud después de su operación,
Maribel siguió creciendo sana y alegre, un
varón, José Manuel nació en 1967 y otro más,
el último de nuestros hijos, Juan Carlos nació
en 1971.
Se fueron los nubarrones y aquellos
años felices que vivimos después, los hemos
dado llamado "Los años de Mafalda", y
considero que han sido los mejores de toda
nuestra existencia.
Había buena salud, algo de dinero y
suficiente amor.
Mi hijo José Manuel en un libro de
Mafalda que me hizo el favor de regalar y dedicar
(una dedicatoria de 2 páginas) en 1994, con
motivo de mi cumpleaños, describió de manera
excelente lo que eran aquellos días.
Se que a él no le disgustará que les transcriba
esa parte donde nos habla de los felices años de
Mafalda y yo no podría hacerlo tan bien. Léanlo
por favor:
"Ella llegaba muy temprano
todos los domingos a la casa de Oruro 49 y cuando
bajabas a desayunar (justo después de haber ido
a nuestros cuartos a despertarnos haciéndonos
cosquillas y el riguroso análisis manar para
poder tener derecho a desayunar) ella ya te
estaba esperando."
"Siempre envuelta entre buenas
y malas noticias con su singular aroma a recién
impresa y fresquecita como siempre de muy
buen humor."
"Así pues, entre un olor a
tinta, café recién hecho y huevos revueltos con
tocino, una mezcla de sonidos conformada por música
de los domingos, a veces Stereo Rey; ladridos
de perro inconforme, recogido y corriente; gritos
de niños peleoneros, tres como perros y gatos y
una voz dulcecita de Mamá cantante, aquella
"M" pasaba por tus ojos y los hacía
brillar un poquito más, acompañados por tu
maravillosa sonrisa"
"Hoy te devuelvo a Mafalda para
que sigas sonriendo y continúes tu vida con la
"M" por que al igual que tu sonrisa, tu
vida con la "M" y con Mela, Manolito,
Maribel, Manuelito y Juan Carlos (la excepción
que confirma la regla) ha sido siempre
Maravillosa"
"Gracias por tanto aMor"
"Sigue sonriendo"
Y así como dice José Manuel
transcurrieron aquellos años felices, los
setentas, y todavía estaba allí, habían
transcurrido ya los 11 años que le pedí a Dios
y seguía vivo y en activo. Los peldaños de la
escalera de Oruro que había dejado con poca
pendiente, solía subirlos de dos en dos.
Sin embargo, ahora poseía más
experiencia, había pasado por una etapa difícil
de la vida y me había dado cuenta que para salir
adelante se requiere de recursos económicos,
veía crecer rápidamente a mis hijos y quería
brindarles una muy buena educación, eso también
requería de recursos. No todo se resuelve con
dinero, pero eso sí, ...como ayuda.
Si todo es cambiante en la vida,
porqué no empezar desde entonces, cuando estás
en la cúspide de tu capacidad profesional e
intelectual, a formar un fondo de ahorro que te
brinde esa tranquilidad, sabiendo que podrás
cumplir con tus metas y gastos emergentes y vivir
después una vejez digna.
Aunque suena lógico, no es común
que cuando eres joven pienses así, uno imagina
que los buenos ingresos los tendrá siempre y no
es verdad. Eso propicia un gasto excesivo y a
veces desordenado. Cuidado.
Así que no se olviden:
El que tenga un amor.. que lo cuide,
que lo cuide
La salú y la platita.......que no la tire, que
no la tire.
SOBRE PROTECCION Y CARIÑO.
Más que una lección, para nosotros la
sobreprotección resultó ser una consecuencia
del dolor que vivimos. Sin darnos cuenta,
nuestras actitudes reflejaban ante nuestros hijos
un exceso de protección, un deseo incontrolable
de que nada les fuera a pasar.
No podíamos ni siquiera imaginar,
que ninguno de nuestros hijos pudiera pasar por
un sufrimiento igual al de Manolito.
Cuando los hijos son pequeños es
relativamente fácil darles tu protección y
cariño, siento que ellos lo desean y se sienten
seguros y agradecidos cuando los padres están
siempre pendientes de sus actos y sus
necesidades.
Pero en mi caso, lo que más trabajo
me costó entender, es que cuando los hijos
crecen y se convierten en adolescentes es común
que rechacen la protección que quisieran
brindarles los padres.
Uno como padre, aún relativamente
joven, no puede entender por qué razón aquel
niño cariñoso y amable con el que caminabas
pasándole el brazo por la espalda y poniendo tu
mano sobre su hombro, de repente crece y te
rechaza abiertamente.
Es la rebeldía de la juventud,
quieren aprender de sus propios errores y no
aceptan que sean los padres quienes les marquen
el camino seguro. No cabe duda que es una etapa
muy difícil y muy peligrosa para ambos, el padre
y el hijo.
No hay receta segura, pero imagino
que en mucho influye la forma en que fueron
educados de niños y el ejemplo que recibieron en
casa, para que sean capaces de sortear con éxito
tan complicado camino de la vida. El cariño,
cuidados y tiempo que se les dedique de pequeños
será fundamental en su desarrollo.
Años después,
cuando ya son adultos, basta con leer las frases
escritas en 1994 por mi hijo José Manuel,
renglones arriba, para darse cuenta de que tarde
o temprano los hijos reconocen el esfuerzo de los
padres. Nuevamente podrás pasar tu brazo y
colocar tu mano sobre su hombro, sin el temor de
ser rechazado; pero aún hay algo más, es muy
probable, como a mí me ha sucedido que sea mi
hijo, quien pase su brazo y coloque su mano en mi
hombro y ahora sea yo mismo, quién me sienta
protegido.
No cabe duda, en este Mundo... NADA ES PARA
SIEMPRE.
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