LA PAGINA ELEFANTIL, Página Aguirre Botello

ÚRSULA CÉSPEDES ORELLANO DE ESCANAVERINO
Síntesis biográfica de la excelsa poetisa cubana.

B I E N V E N I D O S



Autor:
Ing. Manuel Aguirre Botello
Julio, 2001

 

 

Biografía de Carlos Manuel de Céspedes.

Relación familiar entre Úrsula y Carlos Manuel de Céspedes.

 

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Ing. M. Aguirre

 


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Úrsula Céspedes Orellano de Escanaverino


Síntesis de la vida de Úrsula Céspedes Orellano de Escanaverino, que está enfocada a sus relaciones familiares. reflejadas de manera fiel a través de sus composiciones poéticas.  Fue escrita por Manuel Aguirre Botello y terminada el 20 de octubre de 2000, en la ciudad de Querétaro México.


AÑO DE 1832

El 21 de octubre de 1832 nace la excelsa poetisa Úrsula Céspedes Orellano, hermana de nuestra bisabuela Antonia Céspedes Orellano, en la “Hacienda La Soledad", muy cercana a Bayamo, en la Isla de Cuba.

Tanto nuestra bisabuela Antonia como Úrsula fueron hijas de Don Manuel Céspedes y Barrero y de Doña Bárbara Orellano, quienes por lo tanto serían nuestros tatarabuelos.

Don Manuel hombre de excelente posición económica y dueño de grandes extensiones de terreno, aparentemente para la cría de ganado, era el propietario de la “Hacienda de La Soledad”, aunque debo de mencionar que en la escritura de División de Bienes de Don Manuel, que se firmo en 1883, no se hace mención a dicho nombre y por el contrario a su esposa Doña Bárbara se le adjudica la “Hacienda Potrero Guajacabito” con todas sus estancias, la casa en Bayamo ubicada en la Calle de la Mendoza No. 1, la estancia de “La Cañada en El Dátil”, la “Estancia de Yamagual” y la “Hacienda de Gutiérrez”. El resto de los hijos y los herederos reciben otras propiedades y ganado, pero en ningún caso aparece el nombre de “La Soledad”.

Don Manuel y Doña Bárbara tuvieron muchos hijos, en total nueve, de los cuales el mayor fue José María Céspedes Orellano, destacado Jurisconsulto que escribió varios libros y que nació en el año de 1829. Por esta razón y de acuerdo a las costumbres de la época, significaría que sus padres se habrían casado alrededor de 1827 o 1828.

Sabemos entonces que Úrsula era tres años menor que José María, pero como la bisabuela Antonia nació en 1846, es muy posible que haya sido la menor pues habría sido 17 años menor que José María y 14 años menor que Úrsula. Nota: Este dato se obtuvo sobre la base de la referencia que se hace en el acta de nacimiento del tío Alfredo, quién nació en 1904, en donde se expresa que Antonia Céspedes era su abuela, que era viuda de 58 años y que vivía en Cuba.

Los demás hermanos, sin conocer sus fechas de nacimiento, fueron otros 3 varones, Manuel, Leonardo y Miguel aparentemente todos ellos fallecidos en la Guerra de Independencia y tres mujeres Digna Teresa, Gertrudis y Francisca Dolores, esta última falleció también a temprana edad en la casa que la tatarabuela Bárbara tuvo en Camagüey, como veremos después.

Don Manuel Céspedes y Barrero murió en el mismo año de 1868 en que Carlos Manuel de Céspedes se levantó en armas en el Ingenio de “La Demajagua” en Manzanillo, visiblemente afectado por la pérdida de todas sus propiedades que fueron incendiadas y confiscados sus bienes por el gobierno español.

Después de esta breve introducción ya podemos saber un poco más de la increíble Úrsula.                                                                 

AÑO DE 1835
José María inicia sus estudios de primaria en el Convento de Sto. Domingo  

AÑO DE 1840
Úrsula realiza sus estudios en su propia casa con la ayuda de profesores especiales que le impartían los conocimientos básicos de educación primaria, idiomas como el francés, labores manuales y música. Contó además con el apoyo educativo que siempre le brindó su hermano José María, facilitándole libros entre ellos una colección de Autores Españoles publicada por Rivadeneira que le obsequió y seleccionando para ella las obras que consideraba adecuadas para su lectura.

La guitarra fue la más fiel compañera de Úrsula, acompañándola en sus soledades de juventud entre bellos bosques, riachuelos y cantos de aves, tal cual los describe en sus inspiradas poesías                       

AÑO DE 1842
José María termina sus estudios de Humanidades y obtiene el título de Bachiller en Artes en la Real Universidad de La Habana.               

AÑO DE 1845
La poetisa Úrsula comienza a escribir, un soneto a Jesús Crucificado y unas octavas a La Luna y serventesios  a La Muerte, a los 13 años de edad y sus trabajos fueron publicados por dos periódicos de Santiago de Cuba, “El Redactor” y “Semanario Cubano”. Tiempo después sus obras fueron publicadas en el diario “La Prensa” que se publicaba en La Habana.          

Carlos Manuel de Céspedes le escoge el seudónimo de "La Calandria" y ella lo cambia más tarde por el de "La Serrana".                                 

AÑO DE 1846
Nace en Bayamo precisamente en el callejón de La Mendoza No. 1, la bisabuela Antonia Céspedes Orellano, hermana de Úrsula y José María Céspedes Orellano y con parentesco, aunque lejano, con la familia de Carlos Manuel de Céspedes.

AÑO DE 1848
De las primeras poesías que Úrsula escribe a los 16 años, aparece la denominada  "El Arroyo".

AÑO DE 1850
José María estudia en Madrid la carrera de Leyes y obtiene título de Bachiller.

AÑO DE 1851
De gran sensibilidad, como ya expresé Úrsula domina el arte de la guitarra desde niña y en 1851 a los 19 años escribe un  poema alusivo, denominado "A mi Guitarra". 

 


A   M I   G U I T A R R A.     

Dulce encanto del alma, tú eres sola
la compañera de mis tristes penas;
tu acompañas mi voz, tierno bien,
 
cuando yo canto.

Tú eres mi amor, mi dicha y mi esperanza;
solo en ti encuentro una ilusión ardiente,
y siempre sueño, cuando estoy dormida,
que estoy cantando.        

 Si en otros brazos te contemplo triste,
siento que el alma se desgarra y llorar,
porque conozco dulce lira mía,
que estás gimiendo.

 ¡Oh! Nunca, nunca permitid amiga
que recorran tus cuerdas otras manos;
yo sola quiero sostener tu mástil
entre mis brazos.

Tu gimes lira, cuando yo suspiro,
melancólicamente entre mis dedos,
y parece que gozas cuando alcanzo
 algún contento.

Tú eres alegre y bulliciosa a veces,
otras tú son es lúgubre gemido,
luego parece que entusiasta expresas
dichas de amor.

Ya es tu sonido dulce y melancólico,
ora furioso, irresistible y fuerte,
amargo y triste cuando a mi alma roe
dolor profundo.

 ¡Ah! Nunca debo permitir, bien mío,
que otros tus tonos deliciosos vibren;
mis dedos sólo tus divinas cuerdas
    recorrerán.

            Bayamo, 1851                                   


AÑO DE 1852

Por mala salud, José María regresa de Madrid a La Habana y estudia el sexto año de Leyes para obtener la Licenciatura en Derecho.

AÑO DE 1853
José María abre su Bufete de Abogado en Bayamo, pero decide trasladarse después a Villaclara.

AÑO DE 1854
Úrsula pasa varios meses en la casa de su hermano José María en Villaclara. Allí Úrsula conoce al joven maestro y periodista Ginés Escanaverino de Linares quién prendado de su belleza decide cambiar su residencia, para estar mas cerca de ella.

AÑO DE 1855
Ginés se establece en Manzanillo y funda el periódico "El Comercio", en unión de Bartolomé Masó. Manzanillo que es un puerto, se encuentra relativamente cerca de Bayamo y había una comunicación fluvial a través del Río Cauto.

José María recibe la investidura de Doctor y ejerce su carrera en Colón, lugar donde ostenta el cargo de Síndico y Teniente de Alcalde del Concejo Municipal.

La literatura en la Isla, servía por entonces como un medio de expresar el sentimiento de cubanía que identificaba al pueblo. En ese año aparecen los Cantos del Siboney de Don José Fornaris, gran amigo de Carlos Manuel de Céspedes. El formato de estos Cantos está escrito en verso, y como tuvo tanta demanda se publicaron 5 ediciones de ellos.

Los versos se declamaban en las reuniones caseras, en las fiestas populares y en las peleas de gallos, propagándose un sentimiento de amor por lo propio, por lo cubano.

Es evidente que todo este ambiente debe de haber influido en los trabajos literarios de Úrsula.

Las poesías de ella son el reflejo de su propia vida y del amor que sentía por su propia tierra, por el bello sitio donde había nacido y por todo aquello que le recordara su infancia entre palmeras y flores.

Enseguida aparecen unos fragmentos de su poesía dedicada Al Campo:

 


A
L CAMPO.     
Yo he nacido en el campo, y fue mi cuna
  de verdes ramas y laurel tejida,
     y fue mi alma infantil, sin pena alguna,
   el canto de las aves adormida.
       
   Un plácido arroyuelo, un verde prado,
 donde en las tardes del abril florido,
   tranquilo pace el bienhechor ganado,
      lanzando de placer recio bramido.
            
     Hallé un mundo, a mis ojos extendido,
    de arroyos de frescura y de verdores;
 y nací, oyendo el mágico zumbido
    de abejas, cañas, céfiros y flores.

                   BAYAMO 1855                   


AÑO DE 1856

Finalmente Ginés de Escanaverino decide trasladarse a la ciudad de Bayamo y allí funda el primer periódico de dicha ciudad, en el cual colabora Úrsula con sus poesías, dicho diario llevó el nombre de "La Regeneración".  Úrsula escribe su poesía "El Amor de la Serrana"

AÑO DE 1857
Úrsula se casa con Ginés de Escanaverino y decide dedicarse al magisterio a los 25 años de edad. Se somete a dos exámenes, para obtener el título de Maestra de Primaria y después fundan en Bayamo la Academia de Santa. Úrsula, para niñas y señoritas, primer Colegio de su tipo en esa ciudad. En ese año escribe su poesía "La Serrana y el Veguero".

Como Úrsula le llevaba 14 años de edad, a la bisabuela Antonia tendría por entonces 11 años de edad.

AÑO DE 1858
Úrsula basa la disciplina del plantel que fundaron en el cariño y respeto entre profesores y alumnos y en vez de ser la maestra adusta y autoritaria tan común del siglo XIX se convierte en buena amiga y consejera de sus discípulas. Ella decía:
"Lo importante no es lo que se aprende, sino la preparación espiritual para comprender las bellezas del bien, del arte y de la naturaleza".                          

Úrsula se adelantaba desde un rincón de la Isla, a lo que desde las capitales de Europa se aconsejaría después como normas eficaces del proceso de la educación primaria. Una de sus más excelsas virtudes siempre fue la caridad, la cual siempre inculcó entre sus alumnas, que en general eran de clase acomodada.

Úrsula escribe la poesía "A mi Esposo" y "Los Negros del Palenque"        

AÑO DE 1859
Nace la primera hija de Úrsula y lleva el nombre de Luisa. Úrsula escribe su poesía "La Muerte de una Tórtola"

AÑO DE 1860
Muy de acuerdo al pensamiento de Carlos Manuel de  Céspedes, Úrsula sigue escribiendo poemas y decide editar su primer Libro. Recurre a la experiencia de su tío lejano y le pide que escriba el Prólogo de ese que fue su primer libro, Ecos de la Selva.

Conozca de la relación familiar entre Úrsula y Carlos Manuel de Céspedes.

Conozca los comentarios sobre el Prólogo en la biografía de Carlos Manuel de Céspedes.

En ese año, escribe "El Tiempo", "Horas de Soledad", "La Calle", "La Casita Sola" y "Esta Dormida", esta última en la corona fúnebre de una de sus discípulas.

José María su hermano, se traslada de Colón a la ciudad de La Habana

 

  H O R A S   D E   S O L E D A D.

 Bajo un álamo frondoso,                               salta alegre el corderillo,
       en cuyas sonantes hojas                              canta el pastor dulces trovas,
retoza alegre la brisa                                   repiten himnos los ecos
 y se anidan las palomas,                            y se arrullan las palomas.
mientras proyecta en el prado                  Es que sale a la campiña 
 su desmelenada sombra,                          con sus trajes y sus joyas,
recostada entre las flores,                             juguetona y coquetuela,
reflexiva y perezosa,                                     como una linda manola,
soñolientas y pesadas                       porque ella también se muestra
dejo resbalar las horas.                                casquivana y caprichosa,
Aquí sin ver divagando                                 y la soledad del hombre
la sociedad caprichosa                           puebla con diversas formas;
con variados atavíos                               y visiones ya esplendentes,
y con diferentes formas:                                  ya tristes y gemidoras.
harapienta en el mendigo;                                                                   
acongojada y llorosa,                                       Soledad, yo te saludo
risueña y pura en la joven;                            con expresión afectuosa,
en el viejo, escrutadora;                          cuando paso en tus dominios
insolente, en la ramera;                                   mis melancólicas horas,
en el niño, candorosa;                                          y de tu dulce tristeza
serena, en el hombre honrado;                           mi joven alma rebosa.
y estúpida en el idiota.                                           Aquí nada necesito
Aquí, apartada del mundo,                           porque de todo me sobra;
aquí enteramente sola,                             que el bien y el mal la natura
con mi corazón ardiente                                de las sociedades copia.
y mi vista observadora;                                   Aquí no tengo adalides
abismada en reflexiones,                          que la campaña abandonan
dejo resbalar las horas.                                  y van a ocultar su miedo
                                                                          entre sayales y tocas.
Con sus diversos paisajes,                               Aquí no tengo coquetas
la naturaleza toda                                               descaradas y burlonas,
me acompaña en mis deliquios                          calaveras de cien años
y mi análisis provoca;                                         ni fementidas esposas;
también ella algunas veces,                            pero tengo negros buitres
es caduca y caprichosa;                                 que arrebatan las palomas
ya salta de peña en peña                             y reptiles que se esconden
con la cascada sonora,                                 con sus lenguas venenosas
ya se explaya con las aves                              entre las rosas de mayo,
en acompasadas notas,                                   del geranio y la amapola.
ya gime por los collados,                                     Aquí no tengo familias
ya susurra entre las hojas                             que por la tarde se postran,
de los céfiros errantes                                  y alzando las manos juntas,
en las alas tenebrosas.                                    sagrados cantos entonan!
Si por entre ramas verdes,                                  Aquí no tengo bellezas
en apresurada tropa,                                  de frentes puras y hermosas,
se precipitan las nubes,                                        generosos caballeros,
las unas tras las otras,                                     castas y nobles matronas;
y a la luz del sol de Oriente,                                pero tengo tiernas aves
que entre celajes asoma,                          que cuando el sol se evapora,
como diamantes perdidos                                   con melancólicos trinos
descienden algunas gotas.                               los hondos valles asorda;
Los nublados se suceden,                            mientras repliegan las flores
el viento de tierra sopla                                        sus agostadas corolas,
y los árboles inclinan                                      y tengo mansas corderas, 
sus desordenadas copas.                                       sufridas y cariñosas, 
Es porque a la luz del día                                     y generosos bridones 
cuando apenas Febo asoma,                 que nunca el campo abandonan;
como una niña mimada                                            por eso yo te saludo
oculta la frente y llora;                                               soledad arrobadora;
y si murmuran acordes                                            y de tu dulce tristeza 
entre jazmines y violas                                         mi joven alma rebosa. 
las corrientes cristalinas                           cuando en tus vastos dominios 
de alguna cascada ignota,                                  dejo resbalar las horas. 
y los campos se engalanan                                                                     
con flores blancas y rojas,                               Bayamo, 1860          

AÑO DE 1861

Úrsula publica su primer libro denominado "Ecos de la Selva”, de 182 páginas impreso en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes le escribe el prólogo.                              

AÑO DE 1862 
Nace su segundo hijo Andrés Pablo, también en Bayamo. Úrsula escribe su poema "El Sordo"

José María ya es catedrático en la Facultad de Derecho de La Habana, publicando para sus alumnos la obra "Elementos Teórico-Prácticos de Procedimientos Civiles con Aplicación a la Isla de Cuba.

AÑO DE 1863
Úrsula escribe en Bayamo su poema "Meditaciones"
José María Colabora en Colón, Villa Clara y Guanabacoa en los periódicos titulados Progreso y funda el periódico La Idea, sobre Instrucción Pública.

AÑO DE 1865
La salud de Úrsula decae y los vientos de rebelión cargan de peligro la vida de los que llevan el apellido Céspedes, deciden quitar la Academia y dejar Bayamo.
Úrsula y Ginés, se trasladan con sus hijos Luisa y Andrés Pablo a La Habana.          

Ginés obtiene por oposición, el cargo de Director de la Escuela Superior para Varones, Úrsula escribe en La Habana sus poemas "El Cementerio de La Habana", "¿Qué Soy?, ¿De donde Vengo?, ¿A donde Voy?",  "Mi Pensamiento" y "Presentimientos".                   

Por este año, o un poco antes, deben haber contraído matrimonio la bisabuela Antonia Céspedes Orellano con Don Luis Betancourt, originario de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, pero no tenemos datos a la fecha. La bisabuela tenía entonces 19 años de edad.                         

AÑO DE 1866
El 20 de septiembre, nace en Bayamo la abuela Delfina Betancourt Céspedes, la bisabuela Antonia tendría 20 años de edad.                                   
Luisa la hija de Úrsula tiene para entonces 6 años de edad y su hijo Andrés Pablo 4 años.
Úrsula escribe en La Habana sus poemas "Mi Alma" y "Consejos de un Guajiro".                              

AÑO DE 1867
Úrsula escribe "Obras de Misericordia" y  "Adelaida Ristori".                                    

AÑO DE 1868
La guerra repercute en la familia, Don Manuel de Céspedes y Barrero (nuestro tatarabuelo) es sorprendido, vejado y encarcelado, su casa de Bayamo es incendiada y confiscados todos sus bienes y destruidas las cosechas. Tanta saña, humillación y maltrato, dieron al traste con su vida y muere en Bayamo en ese mismo año.                             

Todo esto ocurre a finales del año de 1868, pues el levantamiento de La Demajagua fue en el mes de octubre.
A esta pena infinita, agregaba Úrsula la  pérdida de varios hermanos y parientes que se habían unido al ejercito libertador, además de la muerte de una de sus hermanas llamada Francisca Dolores. Los hermanos muertos en la guerra habrían sido Manuel, Leonardo y Miguel Céspedes Orellano, pero no tengo mas datos de ellos a la fecha.                                  

En medio de aquella tragedia, nace el tercero de sus hijos llamado Antonio y se trasladan a la casa de su madre, (la tatarabuela)  Doña Bárbara Orellano, ahora viuda, y que había cambiado su residencia de Bayamo a San Cristóbal, cerca de Cienfuegos. Allí escribe Úrsula su poema "A mi Madre".   

 


A
MI MADRE.     
Madre mía; tu fuiste desgraciada;
  en tu pálida sien de blanco lirio,
     dulce emblema de amor, jamás ornada,
    aún se mira la huella ensangrentada
     que imprimió la corona del martirio.
            
   Tú que el pan de los pobres conseguiste
 mojado en tu sudor y amargo llanto,
 en el mísero hogar donde naciste,
  nunca, madre, infeliz, nunca pudiste
  alzar de paz y de ventura un canto.
            
  Eras hermosa, como dicen que era
en el lugar de Nazaret, María,
   y tu fresca y lozana primavera
 cubrió de soledad una ribera
   bajo su niebla silenciosa y fría.
            
   Has sido aborrecida y calumniada
     por los que vieron mejorar tu suerte,
   y tú, dulce, paciente y resignada,
     ni contra el débil te volviste airada
      ni tu voz levantaste contra el fuerte.
            
    Ya por fin, tu cabeza atormentada
     refrescaba la nieve del invierno,
       y al descansar la angelical mirada
     en tu familia próvida y honrada
       latió feliz tu corazón materno.
            
     Mas, no bastaba aún si en otras veces
    el cáliz del dolor habías probado
       sin que nunca el destino maldijeses;
      aún faltaba apurarlo hasta las heces
     para arrojarlo al fin despedazado.
            
  ¿En donde están tus hijos? ¿A qué puerto
  han llevado su mísera barquilla?
  Unos viven, tal vez, otros han muerto;
   el hogar de mi padre está desierto,
 y una lágrima eterna es tu mejilla
            
 Pues bien, mansa mujer, tú a quién impía
  estrechó la desgracia entre sus brazos
sin jamás blasfemar en tu agonía,
   ven y dame un consuelo, madre mía,
   yo tengo el corazón hecho pedazos.
            
 La historia que llorando referiste
 a la luz del hogar, y a la memoria
  de tus hijos, confiar solo quisiste
    temerosa del mundo, no es tan triste
    como un solo episodio de mi historia
            
  Yo que sólo del mundo a la grandeza
 mi parte de aire y luz he reclamado,
  un lugar medio oculto en mi maleza,
 un árbol donde apoye mi cabeza
    y un pedazo de cielo sonrosado.
            
  ¡Ay!, todo lo perdí, no tengo nada;
       cenizas por doquier de lo que ha sido
   sólo encuentra mi vista fatigada;
   la llama de mi pecho derramada
     todo en redor de mí lo ha consumido.
            
Ven y estréchame más, tu blando seno
me da valor para sufrir mi suerte;
  yo quisiera dormir! Si el ronco trueno
  sigue bramando de furores lleno,
   pídele al cielo que jamás despierte.
            
 Úrsula Céspedes de Escanaverino
      San Cristóbal, 1868
                  


Compárese el fervor patrio que embargaba por esos días el alma de Carlos Manuel de Céspedes, con la tristeza que demuestra Úrsula Céspedes por la pérdida de sus hermanos levantados en armas para apoyar la justa causa de la rebelión y por el dolor tan terrible que tuvo que sufrir su madre al quedar viuda como consecuencia de lo mismo y por si fuera poco perder todos sus bienes convertidos a cenizas por las llamas. La propia pena de Úrsula no era menor que la de su madre, pues la enfermedad que padecía lentamente y sin remedio la iba consumiendo.

AÑO DE 1870
Úrsula escribe en San Cristóbal su poema "Desaliento", clara muestra de sus más íntimos pesares, por la muerte de muchos de sus seres queridos y en especial de su padre, arrollados por la guerra de independencia, pero además supongo yo, por la triste enfermedad que paso a paso, lentamente la iba conduciendo al final de su vida.

 


DESALIENTO.      

¿Habrá  en el lenguaje humano                     Esas almas tenebrosas     
frase bastante elocuente                              bajo cuya sombra inerte
para expresar eso amargo                          hay tanta cabeza joven     
que se prueba algunas veces?                  que se dobla y encanece;
Eso fúnebre que pinta                                 tantos ojos que no lloran,
de negros tintes lo verde;                         pero en cuyo fondo hierven
eso que en los horizontes                              tristes reverberaciones
haciendo sombra se cierne.            que se apagan o se encienden.
Eso que afloja las carnes                           Helados labios que nunca
y los nervios entumece,                              frases violentas profieren,
eso que rueda en el alma                       pero en cuyos dos extremos
como una gota de nieve;                   forma el disgusto dos pliegues;
eso que enturbia los ojos,                            corazones que no osaron
eso que arruga la frente,                               latir mas o menos fuerte,
y hace brotar en los labios                          pero que sobre sí mismos
flébiles cantos de muerte?                     se van replegando y mueren.
¡Desaliento! Sí, yo creo                                   Ojos sin luz que no miran
que ésta es la palabra breve                    cabezas que no se yerguen,
que en pocas modulaciones                    brazos sin vigor que cuelgan
decir tantas cosas puede                                 mejillas que palidecen... 
¡Desaliento! ; bien me acuerdo,                  ¡Desaliento! Eres Verdugo,
éste es el nombre que tiene                                pero cobarde y aleve;
eso que pasa gimiendo                                  vas extrayendo la sangre
por los confines del éter;                         lo mas despacio que puedes
esa mano misteriosa                                         Bajo tu presión horrible
que aún en medio del banquete,                todo mi ser se desfallece... 
a enterrar sus férreos dedos                         ¡Desaliento!  ¡Si pudieras
en nuestras entrañas viene.                            matar instantáneamente!
San Cristóbal, 1870

AÑO DE 1871

Úrsula escribe su poesía "En la muerte de mi Padre", conmemorando el tercer aniversario de la muerte de su padre, en la que no pudo estar presente. Es una sentida descripción del terrible sufrimiento que vivieron.
 
      
 E N   L A   M U E R T E   D E   M I     P A D R E.   

¿No me escuchas, señor?                      y después que me hubieras perdonado,
Cuando partiste                                             también necesitaba, padre amado,
yo estaba lejos del paterno suelo,              que a la hora de morir me bendijeras
y aunque me hallaba triste,                                                                                   
porque ha tres años que dejé de verte,                                                                
ni la tierra ni el cielo                                   Mas ¡Ay! Señor, por lamentar los míos
impasibles y mudos, me decían                    me olvidaba que hay sobre la tierra
que a tu frente adorada descendían                                    infortunios tan grandes
las augustas tinieblas de la muerte.              dolores tan vehementes y sombríos,
Cuando en la santa alcoba                             cuyo estertor supremo eternamente
del padre enfermo, los amantes hijos       hierve en la sombra y en el aire zumba,
van y vienen, cual sombras presurosas,   que se deben sentir aún mucho tiempo,
con los ojos inmóviles y fijos                         mas allá de los bordes de la tumba.
en el doliente lecho,                                                                                             
puesto un dedo en los labios                           Tu que oíste crujir entre las llamas
y comprimiendo el anhelante pecho;                 el viejo techo del hogar querido;
                                                                       tú que viste con ojos desolado
Cuando al cerrarse los cansados ojos            columnas de humo levantar la brisa,  
del venerable anciano,                             en medio de tus bosques incendiados;
todos se postran en redor de hinojos               tus mieses convertidas en ceniza,  
y la trémula mano                                        y huyendo por el monte tus ganados; 
en alto se levanta, gira en torno,                           tú que al dejar el mundo,            
derramando al ponerse en cada frente,               no sabes si hallará la viuda triste,
como fresco terral de primavera,                     el asilo y el pan que tu perdiste...     
la sacrosanta  bendición postrera.                            Si en todo esto has pensado
                                                                            al sentir en tus párpados el frío
Cuando es así, señor, el llanto corre       y el temblor de la muerte ¡Oh padre mío!
sin dejar escaldada la mejilla;                             has debido morir desesperado.   
los labios entreabiertos                                                                                         
murmuran rezos sin sentir temblores,   ¿No me escuchas señor? Yo siempre vivo
se dobla sin esfuerzo la rodilla,             a do se pone el sol; ¿Quieres que vuelva
los campos de dolor no están desiertos,             a mi suelo natal, y triste acuda      
en las tumbas hay flores                                  a exhalar mi sollozo convulsivo        
que el histérico llanto no marchita,                      en el regazo de mi madre viuda?;  
y tienen luz, en su mansión, los muertos. ¿Quieres que vuelva, sí, y acompañada,
                                                                          y ayudada por ella
Pero yo, padre mío, yo que estaba                             con los ojos llorosos            
donde se pone el sol, y que la suerte                    y el alma destrozada                  
no quiso que salvara la distancia                    revuelva los escombros calcinados,
que de ti me apartaba                                         y de tus plantas la sagrada huella
y en tu lecho de muerte                                                 busquemos en el polvo?
me sentara a llorar, ¿con qué palabras                                                                   
te diré mi dolor? ¡Oh! Yo quería                          Iré, señor; mi desgraciada madre
recoger con mis labios de tu frente               me llama junto a ti; tal vez aún pueda
el helado sudor de la agonía;                           bajo las capas de ceniza ardiente,
besar tu mano trémula y ardiente                      indicarme el lugar donde mis ojos
cuando se alzara para asir el aire                 se abrieron a la luz; tal vez aún pueda
y apretara llorando entre la mía.                                          entre tantos despojos
                                                                                        de nuestro bien perdido,
No quisiste esperarme, y yo guardaba           la piedra del hogar de mis abuelos
mil confidencias que pensaba hacerte,       do me siente a llorar; tal vez conozca,
y en mi alma reservaba                                                     aunque vuelto pavesa,
para el instante en que pudiera verte;                       el árbol secular de la familia;
tenía que hablarte de mis tiernos hijos,                  iré, señor, y besarán mis hijos
de su pura inocencia,                                          el lugar do se apoya tu cabeza.
y pedirle consejo a tu experiencia                                                                        
para poderlos guiar; y aún mas que todo,                                                            
necesitaba yo que tu me oyeras,                                                                         
y pedirte perdón, porque he dejado              Úrsula Céspedes de Escanaverino
mis natales riberas,                                                      San Cristóbal, 1871           
el huerto y el hogar de mis abuelos,                                                                       

 


AÑO DE 1873

Úrsula escribe en San Cristóbal, "La muerte del niño" y "La muerte de una Madre" y en Regla, posiblemente muy enferma escribe "La sombra de mis recuerdos"   y "El ángel de la Muerte".
 

L A  S O M B R A  D E   M I S  R E C U E R D O S.
           
            ¿Qué me quieres?, ¿por qué vienes
            a turbar mi pensamiento
            que dormitaba tranquilo
            bajo una capa de hielo?
                       
            ¿Por qué vienes con tus huestes           
            de alborotadores genios
            a interrumpir el reposo
            de mi corazón desierto?
                       
            ¿Por qué vienes con tu rostro          
            siempre apacible y risueño,
            a comparar la de ahora
            con mi vida de otro tiempo?
                       
            ¿Por qué arrancas con las yemas
            de tus sonrosados dedos
            los que se han tornado blancos          
            entre mis negros cabellos?
                       
            ¿Quieres renovar latidos
            en un corazón ya muerto?
            ¿Buscas risa en unos labios
            descoloridos y secos?
                       
            ¿Buscas ansias amorosas
            y mundanos devaneos
            en unos ojos marchitos
            que se fijan en el cielo?
                       
            Pues bien, acércate y oye,
            aunque rueden por el suelo
            tus tiernas flores de mayo
            bajo mis soplos de enero;
                       
            Aunque tus alas celestes
            se plieguen con desaliento
            al tocar la dura escarcha
            de mi cansado cerebro.
           
            Escucha: todas mis horas
            resbalan en el silencio
            arrulladas por la triste
            monotonía de mis rezos
           
            Ya no hay sonrisa en mis labios
            y en mis ojos ya no hay fuego;
            pero en aquellos hay quejas
            y lágrimas siempre en éstos.
           
            Mi frente yace doblada
            bajo el formidable peso
            de una amargura infinita
            y de un infortunio inmenso....
           
            Mas, ¿dónde está? Ya no existe
            se ha ido desvaneciendo
            como esas nubes ligeras
            que se evaporan al viento;
           
            ¿Con que ella también me deja
            sin escuchar mis acentos?.....
            En verdad era tan triste
            lo que le estaba diciendo.
           
            ¿Y quién es ella tampoco
            para durar mucho tiempo?
            La quimera del pasado
            la sombra de mis recuerdos.
           
            Regla, 1873   (un año antes de su muerte)
     E L   A N G E L   D E   L A    M U E R T E.
           
            Pálido, triste, la sonrisa helada
                      los labios sin color,
            indecisa y opaca la mirada
                      la palabra sin voz.
           
            El cuerpo lacio, que dirige lento
                      el vacilante pie,
            el cabello terroso, amarillento
                       y pegado a la sien;
           
            así te veo venit, ángel que allegas
                       el postrimer adiós;
            te paras ante mí, las alas plegas
                        y miras en redor.
           
            ¿Lo ves?, yo no estoy sola, aquí a mi lado
                         hay tres flores de abril;
            son mis hijos; si muero, infortunado
                         será su porvenir
           
            Los he criado en mi seno; en mis rodillas
                          aprendieron a hablar,
            y del más ternezuelo, en las mejillas
                          siempre mi labio está
           
            Jamás tuvieron hambre, ni de frío
                          los han visto temblar,
            que aquí estaba su seno junto al mío,
                          y era suyo mi pan.
           
            Aún no saben sufrir, porque en llorando
                           les acaricio yo,
            y sus labios sonríen semejando
                           la lluvia con el sol.
           
            Si los dejo, me llaman y no puedo
                           a su voz contestar;
            si me buscan, no me hallan, tendrán miedo,
                            rompería a llorar.
           
            Un violento pesar el alma siente,
                            me duele el corazón
            y al brotar, se congelan en mi frente
                             las gotas de sudor.
           
            Nunca me he separado de esos seres
                            que nacieron de mí;
            ¿a qué, pues has venido?....¿qué me quieres?
                            ¡yo no me puedo morir!
           
            Regla, 1873

Es evidente que se refiere a sus tres pequeños hijos, Antonio de 5 años,  Andrés Pablo de 11 años y Luisa de 14 años. Úrsula tenía entonces apenas 41 años y su poema nos muestra que sentía rondar el ángel de la muerte muy cerca de ella, siendo su mayor preocupación la futura suerte de sus pequeños hijos.                                                                                                     

AÑO DE 1874
En ese año escribe uno de sus últimos poemas dedicado a su hija Luisa, que se llama "El ángel". Luisa apenas tenía 15 años, cuando muere su madre.

 

De lámpara funeraria                                           Sus labios frescos y rojos
la tenue luz ilumina                                             sonríen como las flores
con moribundo temblor                                       al primer rayo del sol;
las sombras de mi alcoba solitaria,                      y abrasa la mirada de sus ojos,
y sábanas revueltas del lecho de dolor.               si tiñe su mejilla el púdico arrebol.
                                    
Mi triste vida se exhala                                        El ángel es muy hermoso
en un perpetuo gemido                                       mas lo bello del ángel
y con mortal ansiedad                                         reside en el corazón;
el alma presurosa bate el ala                               bendito fue el instante venturoso
y asciende a la insondable y augusta eternidad.   en que ese blanco lirio brotó de la Creación.
                                    
Mi sueño es un desvarío                                     ¡Oh, mi tierno ángel querido!
una agitación continua;                                         mi hija de quince abriles,
pero siento al despertar,                                      botón que empieza a entreabrir
en el fondo del alma tanto frío,                              y se dobla en el tallo entristecido,
que lánguidos mis ojos se vuelven a cerrar,         porque la planta madre dispónese a morir.
                                    
Mas un rumor a mi lado                                       Morir he dicho, y profundo
con grata sorpresa escucho,                               implacable dolor fiero,
cual dulce respiración                                         me desgarra el corazón;
vuelvo el rostro doliente y fatigado,                     morir cuando la dejo en este mundo
y miro ante mis ojos fantástica visión,                  sin mas que su inocencia, sin mas que su   
                                                                          candor
Es un ángel cuyas alas                                        Mas, ¿cómo podré ángel bello,
conservan de la inocencia                                   dejarte si no me dejas
aún el polvo virginal;                                           ni te separas de mí;
ángel que deja las celestes alas                         si tus brazos se enlazan a mi cuello
para llorar conmigo mi horóscopo fatal.                y al mundo me encadenan y me unen mas a 
                                                                          ti?
En mi rostro enflaquecido                                    Si me da calor tu aliento
siento el suyo terso y suave                                cuando el frío de la muerte
como del cisne el plumón                                   siento, en mis venas serpear;
y sus labios pegados a mi oído                           si mi rostro abatido y macilento
inundan de esperanza mi yerto corazón.              a fuerzas de caricias consigues reanimar?
                                    
Con cuanto placer le miro                                     Tú no quieres hija mía,
ir y venir, noche y día                                         separarte de mi lado
y siento el revolotear                                           y no me dejas partir,
de sus alas de púrpura y zafiro                            pues si miro, al entrar en la agonía,
cual linda mariposa en torno del hogar.                tu rostro idolatrado, jamás podré morir.
                                    
En medio de mis dolores                              
aún me siento venturosa                                 
pues donde el ángel está                                             Cienfuegos, 1874
hay músicas, perfumes, brisas, flores,    
blancuras inefables, inmensa claridad.           


Esta última poesía, escrita en el año de su muerte, nos sigue mostrando la terrible preocupación que encerraba en su alma, al dejar a sus tres pequeños hijos y sobre todo a su hija Luisa de apenas 15 años de edad  sin el amparo de una madre.

En aquella reducida, pero hospitalaria sociedad de Santa Isabel de las Lajas, pasó sus últimos días, llorando sin consuelo, lo irreparable. Úrsula muere el 2 de noviembre de 1874, en ese lugar.

Al inicio de la República de Cuba en 1902, los socios del Liceo Santa Isabel promovieron en toda la Isla, una suscripción pública para que con su producto se levantara un hermoso monumento funerario en aquel pueblo agradecido. En el se destacan, en piedra, unos significativos versos de ella misma y que corresponden a la parte final de su poesía “El Cementerio de La Habana”, escrita 10 años atrás y que dice:

..yo no quiero en mi cuerpo más que tierra
    empapada en el llanto de mis hijos,
un árbol y una flor!

Dejó además al ocurrir su fallecimiento varias poesías y trabajos inéditos, con los que podría formarse un abultado trabajo. De éstos y en un volumen póstumo denominado "Cantos Postreros, su esposo hizo una  muy reducida edición.           

El trabajo literario de Úrsula, salvo el prólogo de Carlos Manuel de Céspedes y las publicaciones que hizo para muchos diarios de su país y algunos del  extranjero, como fue "La Moda Elegante" de Cádiz en España y algunos diarios de México, no tuvo el debido reconocimiento en vida de la poetisa.           

Enrique José Barona dice de ella: "¿Quién ha sido más espiritualmente material  que Úrsula Céspedes, cantora de todos los amores, y, sobre todo, del puro y sacrosanto amor maternal, en sus esperanzas, en sus temores, en sus ilusiones, en sus angustias, en sus crisis supremas, hasta en el paroxismo de la muerte?” 

En el año de 1948, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación del Gobierno de Cuba, reconoce el valer de esta excepcional mujer y edita el libro "Poesías", con Prólogo de Juan J. Remos, en el cuál se describe su vida y se muestran las mejores de sus poesías.                                  

AÑO DE 1883  
Al devolverles los bienes confiscados en 1868, la familia Céspedes Orellano hace el reparto de bienes de Don Manuel de Céspedes y Barrero (tatarabuelo) entre su esposa Doña Bárbara Orellano Vda. De Céspedes y sus 9 hijos de los cuales solamente vivían 3 en ese año, José María, Gertrudis y la bisabuela Antonia.    

Los demás hijos ya fallecidos, Úrsula, Digna, Leonardo, Miguel, Manuel y Francisca, fueron representados por sus herederos legales. La escritura fue firmada por José Maria, el 20 de abril de 1883.
En ese mismo año José María publica su libro "La Doctrina Monroe"      

AÑO DE 1894                                                   
José María publica su libro "Elementos de Derecho Natural"                                                                                                          

AÑO DE 1895                                                   
José María publica su libro "Discursos, Estudios y Artículos", último de la serie.               

AÑO DE 1911  
Muere Don José María Céspedes y Orellano



AGRADECIMIENTOS:
Agradezco a mi hija Maribel por haber sido ella quién localizó la primera biografía de Úrsula Céspedes en un Diccionario Enciclopédico del ITESM, Campus Querétaro. Posteriormente mi cuñado Héctor Galán logró obtener una copia del libro "Poesías" publicado por el Ministerio de Educación del Gobierno de Cuba en 1948, mismo que sirvió de base para sintetizar la información aquí descrita. No debo dejar de mencionar que el documento notarial de la División de Bienes de Don Manuel Céspedes y Barrero de 1883, en el que se registran los nombres de todos los hermanos y sus herederos, lo obtuvo mi hermana Elsa Aguirre de la famosa "caja negra" que guardaban las tías Aguirre Betancourt con tanto esmero. Muchas gracias a todos, pues de no ser por ustedes nunca habríamos sabido nada de nuestra, al menos para mí, muy querida Úrsula. Con sus poesías me ha hecho vivir intensamente la pena que vivieron nuestros tatarabuelos y transitar con ella en sus días felices disfrutando de la vida al aire libre de esa bella tierra cubana y al final sus tristes y desesperadas horas de lucha contra la adversidad.



RELACION FAMILIAR ENTRE ÚRSULA Y CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES
La siguiente es la transcripción de un mensaje de correo electrónico que recibí de Don Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, en relación con el parentesco que existió entre Carlos Manuel de Céspedes y Úrsula Céspedes Orellano de Escanaverino. En el aparecen los comentarios que hizo al respecto Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y García Menocal, tataranieto del padre de la Patria Cubana:


From: "Oficina del Historiador" <ohc@ceniai.inf.cu>
To: <maguirre@mymvideopro.com.mx>
Subject: Acuse mensaje del 19 de abril
Date: Tue, 8 May 2001 12:12:01 -0400
Organization: OH
X-Mailer: Microsoft Outlook Express 5.00.2014.211


Apreciado Amigo:
Recibí la carta que usted tuvo la bondad de enviarme tratándome algunos temas de genealogías cubanas y, especialmente, las que se refieren al Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo. He consultado a su ilustre descendiente, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, y, por considerarlo de su interés, le transmito íntegramente su mensaje.
Mucho le estima y agradece,

Eusebio Leal Spengler

Muy querido Eusebio:
Leí tu tarjeta con la solicitud de informes acerca del parentesco entre mi tatarabuelo Carlos Manuel de Céspedes y Ursula de Céspedes. No tengo más información relativamente exacta que la que se pueda extraer de las genealogías del libro del Conde de Jaruco. Y lo que recuerdo del prólogo a "Ecos de la Selva". Eso sí: sé que todos los Céspedes blancos, de la región y de otras partes de la Isla (Camagüey, Matanzas, La Habana...), aunque fuesen parientes ya un tanto lejanos, se trataban de "primos"; todos entroncados en la descendencia de Juan de Céspedes, el primero que, procedente de Andalucía (Osuna, Carrión de los Céspedes, etc.) se estableció en Bayamo en el siglo XVII. A los Céspedes mestizos o negros los consideraban o descendientes de esclavos (que frecuentemente llevaban el apellido de la familia posesora, en general sin el "de")  o fruto de alguna unión extramarital con negras o mestizas, o simplemente con campesinas más toscas y trigueñas de la cuenta, pero en definitiva mujeres. En eso solían ser bastante intransigentes. En muy pocas ocasiones eran "reconocidos" (el Padre de la Patria nunca reconoció a sus hijos con Cambula, los Acosta, a los que recuerda con un cierto remordimiento en sus últimos días). Trabajo me costó, ya casi adulto, conocer a familiares Céspedes que ostentaban alguna de estas cualidades "tabú" y más trabajo aún que mis abuelos tuvieran relaciones amistosas con las hijas extramatrimoniales de mi bisabuelo - el "Carlitos" del Diario perdido - , que eran tan nietas de Carlos Manuel como los demás. Pero lo logré. Ahora bien, con los descendientes de Úrsula nunca hubo este tipo de problema: eran simplemente, los primos lejanos, descendientes de Úrsula, de Céspedes de Escanaverino, de cuya condición de pariente poetisa siempre se sintieron orgullosos los ancianos de la familia. Espero que esto te sirva de algo y que el Señor Aguirre busque con tiempo en el libro del Conde de Jaruco. Un abrazo y todo mi cariño fraterno. Carlos Manuel. 
Gracias!!!!!


 
Enlaces con otros interesantes sitios que se refieren a Úrsula Céspedes de Escanaverino:

Página personal del buen amigo Alan Perry, dedicada a Perucho Figueredo. (en inglés)
Oprima aquí

Página personal de Danay Escanaverino González, con su historia familiar. (en inglés)
Oprima aquí

Página de Mariano G. Jiménez, Damisela.com: Úrsula Céspedes de Escanaverino, 1832-1874.
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Última revisión: Viernes, 22 Abril 2011.