Querétaro, Qro. , Noviembre 9 de 1999. CON
"M" DE MICRO...
Ya les he
comentado que pareciera ser que las "EMES" me
han perseguido toda la vida y que a veces me gusta
ponerme a escribir acerca de algunas de ellas.
En este
caso, de la "M" de "Micro" existen 2
tipos de Micros que en algún momento han estado
íntimamente ligados a mi existencia: El
"Micrófono" que llenó varios años de mi vida
como Radioaficionado y otros dos Micros, ambos muy
relacionados entre si y que debo decir que en cierta
forma vinieron a cambiar radicalmente mi vida: El
"Microprocesador" y su engendro mágico, la
"Microcomputadora".
Hoy es 9
de noviembre de 1999 y mi hijo Juan Carlos y yo estamos
celebrando con gran júbilo interior, el hecho de haber
cumplido 20 años, IMAGÍNENSE 20 AÑOS YA, de haber
incursionado en este apasionante mundo de las
MICROCOMPUTADORAS..
Esta es la
historia...
Cuando en
1971 y en honor a mi Padre (a él le encantaban las
tiendas) inauguramos la tienda de material eléctrico en
el edificio de Rió Consulado, en lo personal tenía
grandes planes y soñaba con un sistema de cómputo que
nos permitiera llevar un control de inventarios y precios
unitarios y un mecanismo sencillo de facturación.
Para ese
año las computadoras solamente las utilizaban las
grandes empresas y las dependencias de gobierno y se
conocían como "Mainframes" ocupaban grandes
espacios y requerían de sistemas de aire acondicionado
propios y de sofisticados sistemas de tierras para su
protección.
Lo mío
era un sueño imposible... y tuve
que recurrir a los procedimientos tradicionales, pero
utilizando una máquina calculadora Olivetti
(electromecánica) que en forma manual registraba el
numero del artículo, la cantidad y el precio unitario y
hacía las multiplicaciones y llevaba en memoria la suma
de lo vendido. Utilizaba un rollo de papel con copia y
expedía un comprobante para el cliente, con el cual
pagaba en la caja y la copia que se pasaba al kardex para
operar los movimientos de salida de materiales, de
acuerdo con los números de clave de cada artículo.
Lo que hoy
es el pan de cada día en todas las tiendas de
autoservicio y hasta en las pequeñas tiendas de la
esquina que mediante otro invento ingenioso, el
"Código de Barras", pueden utilizar lectores
ópticos para identificar y registrar los artículos; en
aquel año 1971, no eran posibles aún, pero la verdad es
que estaban muy cerca de empezar a convertirse en
realidad...
A mediados
de los años 50 se había hecho realidad el
"Transistor" y la gigantesca revolución en el
radio y la televisión doméstica y desde luego en su
aplicación a las computadoras, que hasta antes de él
usaban bulbos.
Pero la
más grande revolución se dio por esos años, los
setentas, con las aplicaciones prácticas de lo que
llamamos "Circuitos Integrados" y que todo
mundo conoce hoy como los "Chips". Un chip es
simplemente un dispositivo múltiple que aloja en su
interior, al principio miles y en la actualidad millones
de transistores, resistencias y capacitores. En verdad es
algo que resulta muy difícil de entender en su verdadera
magnitud y comprender además como "demonios"
es posible lograrlo, pero es y existe y se lo debemos al
silicio (simplemente arena), a la cual se le mezclan
pequeñas cantidades de "impurezas".
Así que
en este mundo mágico del Silicio, bien podríamos decir:
"Arena eres y en arena te convertirás".
La
tecnología del circuito integrado (chip), permitió y
dio orígen al primer dispositivo mágico que cambió
nuestras vidas y que se le dio el nombre de
Microprocesador y cuya primera versión, el ya legendario
Z-80, dio vida a toda la gama de las actuales
microcomputadoras, las tradicionales PCs.
Para el
año de 1976, cuando era presidente de la Sección
México del IEEE (Instituto de Ingenieros en Electricidad
y Electrónica), los ingenieros en Comunicaciones que
allí asistían a las reuniones, me volvían loco con la
palabrita "Microprocesador" que por razón de
mi carrera, Ingeniería Eléctrica, yo desconocía.
Había estudiado sobre el transistor para mi tesis y
sabía muy bien que era, sabía de los circuitos
integrados (chips) que ya nos maravillaban en las
calculadoras que para entonces ya cavian en la palma de
la mano. ¿Pero que demonios era aquello de los
"Microprocesadores" y los Cursos que se
ofrecían por entonces "Hands on" para poderlos
programar?.. Algo muy importante estaba sucediendo en
este Planeta... estaba a punto de nacer la
Microcomputadora...
Y así
fue, por allí de mediados de los setentas, versiones de
Microcomputadoras para uso casero y sucesoras de la
precursora Altair 8800 y otra diseñadas puramente para
hobbistas, salieron al mercado como la famosa Apple
construida por Steve Jobs y Steve Woinsack en el garaje
de su casa, que dieron vida al gigante Apple Macintosh de
nuestros días y la increíble TRS-80, fabricada por el
consorcio Radio Shack, precursora de varias generaciones
de máquinas que incrementaron las ventas de tan popular
cadena de tiendas a nivel mundial.
Desde
entonces, acostumbrábamos viajar a los Estados Unidos
por lo menos una vez al año y al menos así estaba
medianamente informado de lo nuevo que había en
Electrónica, pero teníamos un gravísimo problema no
podíamos traer legalmente nada. Estaba prohibida la
importación de aparatos electrónicos. Se podía pasar
de contrabando, pero legalmente se requería de un
tramite (casi imposible) para lograr que dieran un
permiso de importación.
Así las
cosas para 1977 o 78, yo conocía ya de la existencia de
esos maravillosos aparatitos denominados
Microcomputadoras, pero por su volumen estaban
materialmente vedados para mí, pues no los podía traer
a México.
Desde
luego que no faltaba quien los trajera de contrabando...
Por tal
motivo me gustaba echarle un ojo a los anuncios
clasificados del periódico "El Universal" en
la sección de "Varios" y allí tienen que un
día, ¡Oh que maravilloso día!, leyendo los
clasificados me encontré con algo así: "VENDO
COMPUTADORA TRS-80, RADIO SHACK LEVEL II, 16K." Y
desde luego el clásico número de teléfono. Debo
reconocer que me empezó a latir fuertemente el corazón,
así que tomé primero mi imprescindible Catalogo de
Radio Shack para comparar las características y el
precio de la máquina en USA y después apresuradamente
me puse a marcar el teléfono de aquel señor que la
anunciaba, pensando para mí: "Ojalá que no me la
vayan a ganar", pues así eran entonces las cosas en
México en lo referente a ese tipo de aparatos
electrónicos, muy escasos y muy codiciados. ¿Quién lo
dijera verdad?
Finalmente
me contestó aquel señor y me confirmó los datos, todo
estaba bien, era la "Grande", la Level II, de
nada menos que de 16 Kbytes de RAM, es decir que tenia
16,000 bytes de memoria RAM (random access memory),
imagínense que hoy las más chicas tienen 16 Megabytes
de RAM es decir 16,000,000 de bytes, pero para mi aquello
era la locura, era la "grande", porque la chica
solo tenía la miseria de 4Kbytes de RAM y el precio...
pues el precio estaba bien, casi me la daba al precio de
lo que valía la máquina en Estados Unidos. Solo restaba
preguntarle al señor el clásico "¿Y porque la
vende?", "¿Funciona?"...Sí, me
contestó, todo funciona, pero yo soy abogado y para lo
que yo la quería no me sirve y no he aprendido a
manejarla bien.
Recuerdo
que le dije a mi secretaria: -Graciela hágame un cheque
por el equivalente de $1000 Dlls-, que era lo que valía
y salí "rechinando llantas" rumbo al Banco
para cambiarlo y después rumbo a la oficina del
Licenciado que estaba en la Colonia Juárez, calle de
Liverpool 89, 5o. Piso y que se llamaba Jaime Carral.
Cuando
llegué encontré el clásico despacho de abogado y la
verdad que tanto él cómo yo éramos verdaderamente
neófitos en la materia, ni él sabía nada de Micros y
yo menos. Sin embargo yo quería aquella maquinita que me
traía tan alborotado y le pregunté que si me la podía
probar, para tener la seguridad de que estaba bien.
Él me
contestó que en verdad era bien poco lo que sabía y que
se había pasado varias noches hasta la madrugada
estudiando, pero que no había logrado mayor cosa de
avance, que él la quería para manejar sus acciones en
la bolsa de valores pero que nunca había podido hacer
nada. Luego como tratando de convencerme me dijo -Pero si
quiere se la pruebo con un Jueguito-. Ante mi propia
ignorancia, no podía hacer más y pensé para mí que si
funcionaba con un simpático jueguito, que se llamaba el
"Dancing Demon", lo más probable es que en
general estuviera bien.
Así que
le pedí un descuento y le compré aquella máquina, mi
primera Microcomputadora, en $950 Dlls, el día 9 de
noviembre de 1979, después del mediodía.
Cargando
mis cachivaches, acompañado por el Lic Carral salí
hasta mi automóvil y me dirigí a la casa de Oruro bien
feliz, adonde bajé mis chácharas ante la mirada azorada
de Mela, mi esposa, que me preguntaba que otras mugres
más había comprado..
Me puse a
conectarla y cuando vi que funcionaba y hacía las
programaciones más elementales en lenguaje Basic, que
era el que utilizaba, como por ejemplo escribir como
"ráfaga" (según pensaba entonces) 100 veces
mi propio nombre en la pantalla, me quedé fascinado,
pensando que había hecho una de las mejores
adquisiciones de mi existencia... E imagínense, nada
más, que al precio de "ALLA"... Que ganga
pensaba, aunque claro a Mela no le iba a decir que
había gastado casi $1000.00 Dlls en mi juguetito.
Es claro
que a Mela no le interesó en lo absoluto, pero yo
pensaba, cuando lleguen mis hijos de la escuela se van a
quedar pasmados, pero... no fue precisamente así...
Cuando
llegó mi hijo Manuelito que ya tenía 12 años me
apresuré a mostrársela, pero no le llamó la atención
en lo más mínimo, cuando llegó Maribel que ya tenía
15 años, tampoco mostró interés y me hizo ver, que yo
ya sabía que a ella no le gustaban esas cosas. Por más
que traté de hacerle ver sus bondades, no lo entendió.
Finalmente
llegó el chiquillo, el único de mis hijos que no
llevaba la "M" en su nombre, el Juan Carlitos
(Jacalito, la excepción que confirma la regla), tenia
apenas 8 años de edad y le mostré la maquinita y las
pequeñas maravillas que podía hacer. La expresión de
su cara y su voz lo dijo todo... -¡¡Esta padrísima
Papi!!-.
Hoy hace
20 años, que mi hijo Juan Carlos y yo empezamos a
caminar a través de ese asombroso sendero de la micro
computación, mucho hemos aprendido los dos desde
entonces, muchas máquinas de distintas marcas y modelos
hemos comprado después, los dos las hemos disfrutado por
igual.
Hoy quizá
Juan Carlos sepa mucho más que yo, pero al menos me
queda el orgullo de saber que fue el "Viejo"
quién le mostró al "Chiquillo", en aquel
memorable día, cual era la ruta brillante que habría de
llevarle al conocimiento y al dominio de tan apasionante
tecnología del futuro.
Por todo
ello, lo menos que puedo decirle a mi hijo el día de hoy
es:
¡¡Felicidades Juan Carlos!!
Si no pude
felicitarte por tu Santo, que solo Elsie tuvo a bien
recordar, hoy recibe mi reconocimiento y mi admiración,
por el esfuerzo continuado que has desarrollado en estos
20 años de tu existencia. Solamente por ello bien valió
la pena haber corrido a comprar la pequeña TRS-80 de
16K, la "grande" de entonces, que tantas
satisfacciones nos brindó.
Manuelito
y Maribel, más tarde acabaron por involucrarse en el
mundo de la computación, hoy ambos las utilizan y no
pueden vivir sin ellas, pero ninguno de los dos
vislumbró en aquel día ya lejano, el futuro que
esperaba a aquellas rudimentarias maquinitas, como lo
vimos, con diáfana claridad, mi hijo Juan Carlos y yo.
¡La
verdad es que estaba padrísima!
ELE I
|